La depresión reactiva puede tener muchas causas, pero siempre es la manifestación de una emoción tan intensa que la persona no ha sido capaz de procesarla de forma adecuada. Puede desarrollarse en un único episodio o ser recurrente y repetirse en diferentes momentos de la vida de una persona. Además, es importante destacar que todas las personas somos vulnerables a padecerla, esto incluye a niños y adolescentes.
Antes de hablar sobre la depresión reactiva quiero recordar brevemente que la depresión es un trastorno emocional que provoca un sentimiento de tristeza que se prolonga en el tiempo, así como una pérdida de interés en hacer actividades que antes nos gustaban y disfrutábamos. Se le conoce también como depresión clínica o trastorno depresivo mayor y afecta a los pensamientos, sentimientos y comportamiento de quien la padece. Puede causar diferentes problemas emocionales y físicos, afectando a la vida cotidiana, ya que, ésta interfiere en la capacidad para realizar tareas del día a día. Incluso puede sobrevenir la idea de que la vida no merece la pena o no ofrece ningún aliciente. Además, me gustaría destacar que existen distintos tipos de depresión.
La depresión es mucho más que una tristeza pasajera, y tampoco es un rasgo de debilidad. Si no sabes cuáles son las diferencias entre la depresión y la tristeza, te lo cuento en este otro post. Es una enfermedad cuya recuperación requiere tiempo y un tratamiento adecuado, a veces a largo plazo. Existen distintos tipos de depresión según su forma de manifestarse, pero atendiendo a su origen, la enfermedad se puede clasificar en dos tipos: depresión reactiva y depresión endógena.
1. ¿Qué es una depresión reactiva?
Se habla de depresión reactiva para hacer referencia al trastorno emocional que sobreviene como respuesta a un suceso externo identificable. Es el tipo de depresión más frecuente y la que suele afectar a un mayor número de personas.
La vida nos enfrenta a situaciones duras constantemente, de mayor o menor gravedad, y no todos lo sabemos gestionar de la misma manera. Algunas personas cuentan con mayor flexibilidad psicológica y mejores recursos emocionales, y esto les proporciona la resiliencia necesaria para superar los golpes. Pero no todo el mundo tiene esos recursos, y es puede llegar a padecer los efectos de una depresión en algún momento especialmente difícil de nuestra existencia.
La diferencia con la depresión endógena es que esta tiene un origen biológico relacionado con la predisposición genética y la herencia. Y no está ligada a ningún acontecimiento vital, negativo o estresante. Esto significa que, si bien solo algunas personas son propensas a sufrir una depresión endógena, todos somos susceptibles a experimentar una realidad personal que nos lleve a caer en una depresión reactiva.
La depresión reactiva es un episodio depresivo mayor que ocurre debido a un evento o situación angustiante, como dificultades laborales o en una relación. También llamada depresión exógena.
American Psychologist Association (APA)
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2. Síntomas de la depresión reactiva
Ningún trastorno psicológico o emocional tiene una sintomatología exacta y común para todos los pacientes. Generalmente, los cuadros clínicos son complejos y heterogéneos, especialmente en los casos de depresión reactiva, que está íntimamente ligada a la personalidad, el temperamento y la historia vital del paciente. Sin embargo, hay algunas señales que son muy distintivas en las personas afectadas por esta condición.
2.1. Tristeza
La sensación de tristeza y decaimiento profundo es el síntoma distintivo en los pacientes. Este estado emocional suele aparecer después del suceso problemático que la persona identifica como el detonante de su abatimiento.
2.2. Pérdida de motivación
Otro síntoma de la depresión es la falta de interés por cualquier tipo de actividad, incluso aquellas que anteriormente eran fuente de placer y disfrute. Hay también una falta de motivación generalizada e incluso disminuye la capacidad para responsabilizarse de las tareas cotidianas más básicas (como la higiene o la alimentación).
2.3. Falta de energía
La falta de energía es otro síntoma habitual, y cualquier actividad esencial requiere mucha energía. Levantarse por las mañanas puede suponer un gran esfuerzo. En estos casos puede darse un retardo psicomotor que en los casos más graves puede dar lugar a lo que se conoce como estupor depresivo. Este estado es similar a la catatonia, y conlleva una parálisis motora casi total. Sin embargo, hay pacientes que, por el contrario, manifiestan síntomas de agitación, con acciones compulsivas como fumar o morderse las uñas.
2.4. Sentimientos de culpabilidad
Las personas con depresión interpretan la realidad de una forma negativa y culpabilizadora. El raciocinio está muy sesgado y los pacientes no son capaces de evaluar el día a día de otra manera que no sea cargada de pesimismo, lo que contribuye a mantener la depresión. Es decir, la persona entra en una especie de círculo vicioso.
2.5. Aislamiento
Muchas personas con depresión reactiva tienden al aislamiento, ya que el estado de ánimo y la falta de energía tienden a deteriorar paulatinamente las relaciones sociales. Los propios pacientes comienzan a rechazar los momentos de socialización porque dejan de resultarles agradables e incluso llegan a generarles ansiedad.
2.6. Otras señales de depresión reactiva
Una señal que sirve a los profesionales de la salud mental para diferenciar una depresión reactiva de una de tipo endógena, es que en la primera hay menos síntomas físicos. Los pacientes no presentan dolores musculares, migrañas o una pérdida de peso evidente, como suele ocurrir en la depresión endógena. Aun así, es bastante frecuente que los afectados experimenten trastornos del sueño, como, hipersomnia (dormir en exceso), o insomnio.
Aunque la depresión reactiva está vinculada a un suceso o a varios eventos estresantes, no siempre es sencillo hacer la conexión del trastorno con su origen. A veces las personas, siguen siendo funcionales después de un momento duro (por ejemplo, un divorcio, una infidelidad, la pérdida de un empleo, un fallecimiento, un acontecimiento traumático, etc.), arrastrando lo que se denomina estrés residual o estrés postraumático. La psique de esa persona está lastimada, pero la depresión no tiene por qué aparecer de forma inmediata. En ocasiones pueden pasar semanas o meses hasta que el cuadro clínico comienza a hacerse evidente. Incluso, la persona puede desarrollas una depresión de alto funcionamiento, es decir, que le permite seguir funcionando en su día a día.
El cerebro de una persona con depresión sufre cambios importantes, especialmente si se mantiene durante mucho tiempo sin ser tratada adecuadamente. El estrés y la ansiedad que desencadena una depresión reactiva puede provocar escasez de neurotransmisores y si esto se prolonga, se originan nuevas alteraciones que tienden a retroalimentar dichas disfunciones. De esta manera, el paciente entra en un círculo vicioso que dificulta la resolución de la enfermedad. Algunas de esos cambios cerebrales son inflamación (por sustancias como el cortisol), reducción del hipocampo (responsable de las emociones y la memoria) o desconexión de la amígdala (activadora de miedos). Por esto es crucial tratar la enfermedad en sus inicios.
3. Causas de la depresión reactiva
Como hemos visto, las causas pueden ser muchas, ya que, en la vida es habitual que aparezcan dificultades y baches. Las mujeres tienen entre un 10 y un 25 % más de riesgo de desarrollar una depresión reactiva, mientras que en los hombres se reduce desde un 5 a un 12 %. Eso nos da una pista de que los factores sociales actúan claramente como estresores causantes de este trastorno. Entre los motivos más habituales se encuentran las rupturas de pareja, la muerte de un ser querido o las dificultades económicas. En realidad, cualquier cambio vital que provoque un fuerte estrés puede desencadenar una depresión. Esto también incluye la depresión postparto.
Hay algunos estudios que permiten conocer un poco más sobre este trastorno, y que demuestran que, si bien la personalidad es un factor condicionante importante, el entorno también hace que algunos perfiles tengan una mayor predisposición a la depresión reactiva.
- Las personas que se encuentran sometidas a situaciones de estrés continuado, por ejemplo, determinadas profesiones.
- Personas con un elevado nivel de autoexigencia y con un perfil muy perfeccionista. ¿Sabías que el perfeccionismo está relacionado con el síndrome del impostor?
- Personas con baja autoestima, dependencia emocional o un estilo atribucional externo, cuyos logros o fracasos dependen de causas externas y ajenas.
4. Tratamiento de la depresión reactiva
La depresión reactiva tiene tratamiento, y suele abordarse desde dos frentes: psicoterapéutico y psiquiátrico (es decir, farmacológico). A nivel farmacológico existen diferentes opciones, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o los antidepresivos tricíclicos. Cada persona es diferente, y suele requerir un tiempo hasta encontrar la dosis y el fármaco adecuado. En los casos de depresión endógena, al tener origen fisiológico, el tratamiento debe ser farmacológico, independientemente de que se compagine o no con una psicoterapia. Por el contrario, la depresión reactiva, sí puede llegar a prescindir de la medicación, mientras que la psicoterapia es altamente recomendable y beneficiosa.
Durante la psicoterapia, el profesional aborda con el paciente el acontecimiento que ha desencadenado el estado depresivo. Esto servirá de ayuda para aprender a gestionar todas las emociones acumuladas, y será el inicio de un trabajo de reestructuración cognitiva para desarrollar conductas más adaptativas de cara a futuros acontecimientos estresantes o negativos. Es importante tener presente que la depresión es una enfermedad y no basta con la voluntad para recuperarse. Debe ser tratada por profesionales de la salud mental, no solo para superar el bache, también para disponer de las herramientas adecuadas para poder lidiar con cualquier dificultad que sobrevenga.
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5. Referencias bibliográficas
- Benjaminsen, S. 1981. Primary non-endogenous depression and features attributed to reactive depression. Journal of Affective Disorders, 3(3), 245-259.
- Paykel, E. (2008). Basic concepts of depression. Dialogues in Clinical Neuroscience, 10(3), 279-289.
- Smith, C., Leenerts, M. y Gajewski, B. (2003). A systematically tested intervention for managing reactive depression, Nursing Research, 52(6), 401-409.