El síndrome del impostor puede afectarnos a todos y en situaciones muy diversas. Según un estudio realizado en Estados Unidos, hasta un 82% de la población lo experimentamos en algún momento de nuestra vida laboral. Hace que nos sintamos fraudulentos y no seamos capaces de valorar objetivamente nuestros méritos.
1. ¿Qué es el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que hace que las personas tengan dificultad para aceptar que los logros obtenidos provienen de sus esfuerzos, sus capacidades y sus propios méritos.
También se lo conoce como el síndrome del fraude, e que impide que las personas exitosas no puedan asimilar y valorar sus triunfos. A menudo provoca sufrimiento en personas eficientes, con excelentes habilidades y en buenas posiciones dentro de su profesión, lo que indica que no se trata tanto de una cuestión de falta de confianza o baja autoestima, como un exceso de perfeccionismo. Es bastante más frecuente en mujeres, por causas históricas y sociales, que tienden a subestimar sus capacidades e incluso minimizarlas para no destacar.
Si bien el síndrome del impostor no es exclusivo de las mujeres, las mujeres son más propensas a angustiarse por los pequeños errores, ven incluso las críticas constructivas como evidencia de sus defectos y atribuyen sus logros a la suerte en lugar de a la habilidad. A menudo, inconscientemente compensan en exceso con un perfeccionismo paralizante, una preparación excesiva, manteniendo un perfil más bajo, ocultando sus talentos y opiniones, o nunca terminando proyectos importantes. Cuando lo logran, piensan, Uf, los engañé de nuevo.
Valerie Young
Aunque es una expresión que hemos empezado a escuchar con más frecuencia en los últimos años, no es algo nuevo. Fue acuñado por dos psicólogas clínicas de Estados Unidos en 1978, Suzann Imes y Paulince Clance. Mencionaron por primera vez el síndrome del impostor en un artículo donde hablaban de los temores que mostraban muchas mujeres brillantes, con impecables logros académicos y profesionales, en lo relativo a sus propios méritos. Con el paso de las décadas se ha ido aceptando que afecta por igual a mujeres y a hombres, de cualquier condición y edad. Tampoco hace falta estar en la cima del éxito ni haber conseguido grandes logros para sufrirlo.
Es importante señalar que el síndrome del impostor no es un trastorno psiquiátrico reconocido, es decir, que no aparece en el Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM V). Sin embargo, este síndrome se ha discutido ampliamente.
2. ¿Cómo saber si tienes síndrome del impostor?
El síndrome del impostor se asocia a una serie de indicadores muy específicos:
- Falta de confianza en las propias capacidades y expectativas de fracaso, incluso en situaciones en las que el rendimiento ha sido bueno anteriormente (pensamientos tipo, ‘no voy a ser capaz’, ‘me va a salir mal’).
- Sensación de no merecer los triunfos conseguidos. Las personas que padecen el síndrome del impostor se autoconvencen de que sus logros se deben a causas externas, como la ayuda de terceros o la simple buena suerte, y no a sus propios esfuerzos.
- Dificultad para aceptar elogios. Cuando una persona siente que no es merecedora de ciertos logros, tampoco es dada a celebrarlos, ni a aceptar felicitaciones. Al contrario, minimizan la importancia de un ascenso o una buena calificación.
- Temor a ser descubiertos. Las personas con este problema se sienten realmente impostoras, porque no confían en absoluto en sus propias cualidades. Por lo tanto, el miedo a que descubran su supuesta incompetencia les suele mantener en un segundo plano, ajenos a la participación y procurando no destacar para no atraer atención sobre ellos.
- Nivel elevado de perfeccionismo. Al no sentirse nunca realmente competentes ni a la altura de su puesto, la persona afectada por el síndrome del impostor se esforzará en hacerlo todo con la máxima perfección, sacrificando incluso otras parcelas de su vida y su bienestar personal.
- Autosabotaje. La inseguridad que provoca este síndrome se alimenta en parte de las constantes comparaciones con los demás y una autocrítica excesiva. Esto puede generar situaciones de autosabotaje, relaciones de competitividad, ansiedad y baja autoestima.
3. Causas del síndrome del impostor
Las causas del síndrome del impostor pueden ser muy variadas, y originarse a partir de inseguridades gestadas en la infancia, o aparecer en la vida adulta por múltiples presiones.
- Tener familias en las que se han dado grandes logros, o donde los éxitos laborales, sociales, etc. son muy bien valorados. Cuando los padres o hermanos han alcanzado importantes metas en sus vidas y esto se ha convertido en el objetivo más importante, la presión de querer estar a la altura y recibir la aprobación familiar, puede generar mucha inseguridad. Esto puede empeorar, si el entorno, además, ha sido rígido y exigente, y las críticas por cualquier fallo han sido más frecuentes que los elogios ante los logros.
- Personas que pertenecen a la primera generación de la familia con estudios universitarios o que alcanzan metas laborales de cierta importancia. Es frecuente que en estos casos la familia tenga puestas muchas expectativas en su carrera y estén excesivamente pendientes de cada paso que da. Esta presión puede derivar en un síndrome del impostor.
- Alcanzar un logro de manera inesperada y de forma muy rápida. Algo muy frecuente en artistas, por ejemplo. Estas personas se pueden verse paralizadas por el miedo de no poder repetir ese éxito, porque a veces ni siquiera tienen del todo claro cómo lo lograron la primera vez.
- Falta de seguridad. Las personas con baja autoestima y problemas de inseguridad son más vulnerables a padecer este síndrome y autoconvencerse de que no están a la altura ni son lo suficientemente buenos, aunque tengan la formación necesaria y cuenten con muchas metas conseguidas en su pasado.
- Malas experiencias. Una experiencia laboral negativa puede afectar a la autoestima y a la confianza en las propias capacidades. Por ejemplo, un despido injusto o un ambiente de mobbing.
- Cambios laborales o académicos. Salir de la zona de confort suele generar algunas dudas e incertidumbres, lo cual es normal y es parte del proceso de adaptación. Ante un cambio, es habitual sentir un poco de inseguridad y presión por querer estar a la altura y ser capaces de cumplir con lo que se espera de nosotros.
- Trabajos solitarios. Las personas que trabajar por su cuenta, o tienen trabajos solitarios, son más propensos a padecer el síndrome del impostor por un exceso de autoexigencia.
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4. ¿Cómo afecta a tu vida laboral?
El síndrome del impostor puede afectar a personas de cualquier cargo y hay varios niveles de gravedad. El primer nivel se puede describir como una sensación de duda y de insuficiencia que son fruto de las inseguridades que experimentamos cuando nos enfrentamos a un nuevo reto. Generalmente, es temporal y estos sentimientos se disipan a medida que la persona va adquiriendo experiencia y, por lo tanto, confianza.
El segundo nivel del síndrome es más grave y tiene consecuencias más serias. Ocurre cuando la inseguridad persiste y la persona no es capaz de liberarse de las dudas y de la sensación de fraude y fracaso inminente. Esta falta de confianza constante y crónica conlleva un intenso miedo a asumir responsabilidades, afrontar riesgos, a participar o a destacar mínimamente. Esto puede mantener a la persona laboralmente estancada durante mucho tiempo, incapaz de valorar sus propios talentos ni de contribuir con ellos a su prosperidad o a la de su empresa. Además, el síndrome del impostor, a menudo, aparece junto con la depresión y la ansiedad.
5. ¿Cómo se trata el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor se puede tratar y superar con la ayuda psicológica adecuada. El abordaje dependerá de las causas y de dónde se hayan gestado los miedos. Los principales puntos que se deben trabajar son la autoestima, la aceptación del fracaso, el control de la sobreexigencia y el reconocimiento de los propios logros. También hay que analizar y modificar ese diálogo interno que nos hace sentir menos válidos.
6. Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
- Bravata, D.M., Watts, S.A., Keefer, A.L. et al. (2020). Prevalence, Predictors, and Treatment of Impostor Syndrome: a Systematic Review. Journal of General Internal Medicine, 35, 1252-1275.
- Clance, P. e Imes, S. (1987). The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention. Psychotherapy Theory Research Practice Training, 15(3):241-247.
- Gottlieb, M., Chung, A., Battaglioli, N., Sebok-Syer, S. y Kalantari, A. (2020). Impostor syndrome among physicians and physicians in training: A scoping review. Medical Education, 54(2), 116-124.
- Hawley, K. (2019). What Is Impostor Syndrome? Aristotelian Society Supplementary Volume, 93(1), 203-226.
Buenas noches dra, me encantó su articulo, me parece importante conocerlo, soy un psicólogo de Honduras y me gustaría seguir leyendo sus publicaciones, saludos.
Gracias! Me alegra mucho que te haya gustado. Si quieres seguir leyendo los artículos, puedes suscribirte a la Newsletter que publico. En la barra lateral derecha de los artículos te aparece para que te puedas suscribir. Un saludo!