Las relaciones familiares no son lineales y estáticas. La interacción entre padres e hijos cambia y evoluciona. Existen factores externos y variables internas que forman parte del contexto afectivo. Pues bien, la comunicación asertiva es uno de los grandes pilares de la convivencia a largo plazo. ¿Cómo comunicarnos de manera sana con los adolescentes? Descubre todas las claves sobre un tema tan relevante en este artículo.
1. ¿Qué es una comunicación sana?
Aquella que cumple su función esencial: comunica un mensaje de forma respetuosa, efectiva y amable. La comunicación positiva alimenta la cercanía emocional, el entendimiento y la felicidad compartida. Aporta recursos y herramientas clave para resolver conflictos entre padres e hijos. También ofrece apoyo y consuelo.
La comunicación asertiva crea el marco adecuado para el diálogo. Cada uno encuentra el espacio necesario para expresarse libremente. La forma de interacción se alinea con la empatía, la escucha y el bien común. En definitiva, la comunicación con adolescentes fortalece los cimientos del vínculo familiar.
2. ¿Cuáles son los errores que más cometemos al comunicarnos con adolescentes?
La adolescencia es una etapa de crecimiento y evolución. En este periodo vital, el adolescente comparte más horas con su grupo de amigos. Por el contrario, es habitual que pase más tiempo en su habitación cuando está en casa. Es decir, ya no comparte tantos planes en familia como cuando era un niño. Ahora ha evolucionado y se encuentra en un momento clave en relación con el descubrimiento de su propio yo. Es importante que cuides tu comunicación con tu hijo adolescente. ¿Qué errores frecuentes es mejor evitar?
2.1. Tratar como poco importante un asunto
Puede que ese tema en concreto no sea importante para nosotros, pero que por el contrario, sea muy relevante para el menor. El primer desamor o las dificultades con los amigos adquieren una perspectiva diferente desde la etapa adulta. No sobreprotejas a tu hijo adolescente. Pero tampoco cometas el error de no poner atención en un tema que le implica personalmente.
2.2. Criticar a un buen amigo
El adolescente busca la aceptación y la aprobación del grupo en el que experimenta un elevado sentido de pertenencia. Comparte muchos planes en compañía de los demás. Las críticas hacia un amigo incrementan el riesgo de que el adolescente se ponga a la defensiva.
2.3. No le compares
No le compares ni con su primo, hermano o amigo. Cada adolescente es único e irrepetible y su realidad también lo es. ¿Qué ocurre cuando la conversación pone el foco en la comparación con alguien a quien se menciona como un modelo a seguir? En ese momento, el hijo no se siente comprendido y valorado. Hazte esta pregunta, ¿cómo me sentiría si mi hijo me comparase con otros padres o madres?
La adolescencia es nuestro segundo nacimiento. Empezaremos a salir al mundo solas/os, sin mamá, ni papá… Saldremos al mundo con todo lo que nuestra madre y padre nos habrán dado y con todo lo que nos habrá faltado…
Yvonne Laborda
2.4. Elevar el tono de voz de forma habitual
En la comunicación familiar interfieren diferentes factores. Es importante que cuides las palabras utilizadas para abrir puertas en lugar de cerrarlas. Sin embargo, existe un aspecto que, con frecuencia, pasa desapercibido: el tono de voz. Cuando el volumen de este aumenta, se transmite un mensaje de enfado, imposición, falta de paciencia o hartazgo. Es esencial que mantengas el contacto con tus propias emociones. Es decir, escucha tus sentimientos.
Antes de continuar con el post, quiero compartir contigo un vídeo en el que hablo sobre los tres estilos de comunicación principales. ¿Cuál es que usáis tu hijo y tu para comunicaros?
2.5. Convertir el diálogo en una forma de monólogo
En este monólogo el adulto expone su visión sobre el tema sin dar espacio al punto de vista del hijo. Cuando eso sucede, el adolescente no se siente realmente escuchado. Ten en cuenta que la verdadera comunicación, aquella que tiene un fin positivo, adopta un enfoque bidireccional.
2.6. Extraer conclusiones generales
Extraer conclusiones generales o juzgar a partir de una situación particular, suele generar problemas de comunicación. En ese caso, el adulto suele utilizar palabras que tienen un valor absoluto. Sin embargo, es recomendable poner el foco de atención en el hecho concreto. Es decir, no analices la realidad desde la perspectiva “siempre» o “nunca». Recuerda que la adolescencia es un periodo temporal.
2.7. Interrumpir el turno de palabra del adolescente
En ese caso, no se le da el tiempo necesario para expresar su mensaje. Y, por otra parte, el adulto no practica una verdadera escucha activa porque sigue centrado en su propio discurso interior. En este contexto, se producen numerosas interferencias que influyen de forma negativa en el diálogo. Actualmente, la propia tecnología puede convertirse en un motivo de distracción frecuente. Así sucede cuando una de las partes consulta su teléfono móvil durante una conversación familiar. Recuerda que podrás atender las llamadas y mensajes cuando la charla haya finalizado.
2.8. Enlazar una amplia secuencia de preguntas cerradas
Ten en cuenta que el adolescente se siente como si estuviese respondiendo a un interrogatorio en el que solo hay espacio para las respuestas breves. Por ejemplo, es una situación que se repite habitualmente cuando el adolescente llega más tarde a casa.
2.9. Intenta no caer en la trampa de las promesas rotas
Hacer promesas que después no cumplimos un error que daña la confianza. Especialmente, cuando esa circunstancia se produce con cierta frecuencia. Si se materializa esta situación, es importante asumir el error y pedir disculpas.
Por tanto, existen errores que pueden condicionar la calidad de la comunicación entre padres e hijos adolescentes. La adolescencia es una etapa más de la vida, es un periodo temporal. ¿Pero qué ocurre cuando los adultos visualizan este tiempo con una preocupación excesiva? En ese caso, es habitual que se posicionen de forma negativa en diferentes momentos de la rutina. Sin embargo, este periodo vital también representa una gran oportunidad para las familias.
3. Claves para comunicarte con tu hijo adolescente
¿Y cómo comunicarse con un adolescente de una forma positiva? A continuación, descubre nueve claves esenciales para mejorar el diálogo y el entendimiento:
3.1. La comunicación familiar se alimenta como un proceso
Es decir, la comunicación familiar no se basa en momentos y circunstancias puntuales. Por ello, es esencial establecer espacios para el encuentro en la rutina cotidiana. Es recomendable crear el hábito de desayunar, comer o cenar en familia alrededor de la mesa. Las rutinas deben adaptarse en función del contexto y las circunstancias de cada hogar.
3.2. Haz preguntas abiertas
Si quieres obtener respuestas más elaboradas, haz preguntas abiertas. Los interrogantes cerrados, se responden con una contestación breve. Por ello, las peguntas abiertas, son un buen aliado.
3.3. Muestra firmeza ante los límites y normas de la convivencia familiar
El adolescente quiere disfrutar de su libertad y tiempo con amigos. Sin embargo, sigue necesitando del cuidado y atención de los padres. Las normas son muy positivas, pero pueden convertirse en un motivo de discusión con los hijos. En ese caso, es esencial que muestres firmeza ante los límites. De este modo, la información transmitida es coherente.
3.4. Mantén la comunicación abierta con el centro educativo
El hogar y el entorno académico son dos espacios clave en su vida. Y la información de los profesores puede ayudarte a conocer otros aspectos de la etapa en la que se encuentra tu hijo. Por este motivo, mantener una comunicación constante con el centro escolar, es esencial.
Si quieres más consejos para mejorar la relación con tu hijo adolescente, comparto contigo este otro post en el que profundizo un poco más en el tema.
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3.5. Muestra interés por sus aficiones
Todos los adolescentes tienen alguna afición. Si muestras interés por sus aficiones, estarás abriendo una vía de comunicación muy interesante. Si a tu hijo le encanta un plan de ocio, es probable que disfrute hablando sobre ese tema. Quizá tengas la posibilidad de encontrar una actividad que os permite compartir tiempo en común. La comunicación con el hijo adolescente adquiere perspectivas diferentes. La propia presencia y cercanía de los padres transmite un mensaje importante. Es decir, los momentos distendidos también son relevantes. Aunque los temas que se aborden no sean tan profundos, existe una interacción que nutre la confianza. Recuerda que sus aficiones no tienen que gustarte a ti, pero, eso no quita que te intereses por los grupos de música que le gustan, las series…
3.6. Intenta que el hogar sea un espacio de bienvenida para recibir a sus mejores amigos
De este modo, tienes la oportunidad de conocer al grupo. También es recomendable que el salón sea un entorno en el que el hijo se encuentra con abuelos, tíos o primos. En ese contexto, tiene la ocasión de fortalecer su relación y su comunicación con ellos.
3.7. Muestra respeto ante sus emociones, opiniones y sentimientos
Valida cómo se siente, aunque tu percepción sobre el tema sea diferente. Recuerda que no existe una única manera de vivir, sentir o interpretar una situación. La comunicación familiar no solo puede girar en torno a hechos y momentos. Las emociones y sentimientos también son muy importantes.
3.8. Mantén el contacto visual durante la comunicación presencial con tu hijo
Es un gesto básico que, sin embargo, alimenta la confianza y la cercanía. La comunicación no verbal es muy importante en la vida familiar. Es decir, deja en un segundo plano el teléfono móvil u otras posibles distracciones. Intenta centrarte verdaderamente en ese momento y mantén contacto visual con tu hijo.
3.9. Pide opinión a tu hijo sobre un tema concreto
Al pedirle su opinión, le transmites un mensaje valioso: su punto de vista es importante para ti.
En conclusión, adopta un rol proactivo para alimentar la comunicación con tu hijo adolescente en la vida familiar. Si necesitas ayuda especializada para solucionar alguna dificultad, consulta a un psicólogo para que pueda orientarte. Si no sabes cuándo llevar a un adolescente al psicólogo, en este post te doy algunas claves.
4. Referencias bibliográficas
- Alberca, F. (2015). Adolescentes: manual de instrucciones. Espasa.
- Bueno, D. (2022). El cerebro del adolescente: descubre cómo funciona para entenderlos y acompañarlos. Grijalbo.
- Castillo, G. (2009) El adolescente y sus retos: la aventura de hacerse mayo. Pirámide.