Saltar al contenido

Ansiedad: Síntomas, tipos, causas, prevención y tratamiento

mujer que sufre ansiedad

Hoy en día, muchas personas pasamos por ciertos momentos de preocupación o estrés, y comúnmente confundimos estas situaciones con ansiedad.

Por ello, actualmente, se han identificado algunas diferencias entre ansiedad y estrés, lo que puede ayudarnos a comprender mejor estos conceptos.

Por largo tiempo, se ha tenido una idea incorrecta sobre lo que significa atravesar por episodios ansiosos. Ahora que hay mucha más empatía y conocimiento sobre las patologías psicológicas, es más sencillo entender el término de ansiedad

No olvidemos que padecer de ansiedad ya complica algunas cosas cotidianas, entonces ¡imaginémonos lidiar con otras situaciones que relacionamos con la ansiedad!

¿Quieres saber cómo funcionan nuestras emociones y respuestas al estrés? La Teoría Polivagal de Porges nos lo explica. Te dejo enlazado el post por si te apetece aprender más sobre ello.

ansiedad

Por suerte ya se han resuelto varios mitos al respecto, lo que nos ha permitido entender un poco mejor qué es la ansiedad y todo lo que ésta incluye.

Esto nos permite entender muchas cosas de forma sencilla y que conectan con el público, y no precisamente desde el punto de vista médico, sino con las verdaderas situaciones que lidian las personas con todos los síntomas de la ansiedad.

Sin embargo, aún hay más cosas que no están del todo claras y precisamente porque el tema de la ansiedad es bastante amplio, siguen existiendo muchas dudas al respecto.

Por eso, hoy vamos a hablarte de forma concisa sobre la Ansiedad: síntomas, tipos, causas, prevención y tratamiento, para que puedas entender mejor lo que vives en tu vida cotidiana o para ayudar a un amigo que realmente lo necesite.

1. ¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es lo que sentimos cuando estamos preocupados, tensos o asustados, especialmente por cosas que pueden ocurrir en el futuro. Puede hacer que la persona sude, sus músculos se tensen y su ritmo cardiaco se acelere.

Para que sea mucho más sencillo conocer este concepto, te contaremos lo que NO es ansiedad:

  • Preocuparse por una situación en particular, como, por ejemplo, tener inquietud sobre la salud de un familiar que acaba de tener un accidente (no se considera ansiedad).
  • Tener impaciencia en situaciones que pueden ponerte en un ambiente comprometedor. Ejemplo: imagina que tienes una cita con el médico a las 6 pm y por el tráfico son las 5:55 pm y no has llegado al lugar. Probablemente sientas inquietud, pero eso no significa que tengas ansiedad.
  • Mantener hábitos considerados “ansiosos” por la sociedad, como morderse las uñas, mover reiteradamente la pierna o caminar de un lado a otro (no es ansiedad).

La vida constantemente estará llena de desafíos, por lo que asumir que todo aquello que no supone un bienestar para nosotros es un trastorno, padecimiento o cuadro emocional ¡no es correcto!

La ansiedad no es un momento específico, sino un conjunto de síntomas que tienen algo en común: ¡Te desestabilizan!

Entonces, con todos estos mitos comunes ya derribados por completo (por si aún quedaba alguno por allí sujeto a la duda), te comentaremos lo que SÍ es la ansiedad:

  • Una reacción corporal que surge del estado de alarma cuando el organismo se siente en peligro. La particularidad de la ansiedad frente a otras preocupaciones, es que, en este estado, ¡la mente no distingue sobre una alarma real y una ficticia!
  • La ansiedad es generar escenarios, imágenes o estados hipotéticos de lo que significa algo, aunque no se tenga certeza o no estemos completamente seguros de ello.
  • Utilizar pensamientos o situaciones para crear en tu cabeza un escenario muy aterrador, y que termina por descontrolarte.
  • Un conjunto de síntomas como pulsaciones cardiacas aceleradas, dificultad para respirar, sudor en las manos y otras. También, la ansiedad puede producir una sensación de desvanecimiento y que dificulta continuar con las actividades diarias.
  • Es un cuadro que no se puede controlar por sí mismo y necesita de ayuda profesional en muchos casos. Por eso, la ansiedad no desaparece con solo desearlo. Si alguna vez has sentido ansiedad, ya sabes que no es tan fácil como pensar quiero relajarme. Por mucho que tu entorno te diga: “pero, estate tranquila”, no puedes controlar la ansiedad.

2. Si me ocurre todo lo anterior, ¿significa que sufro de ansiedad?

La ansiedad es un estado psicológico de alarma, el cual crea un malestar físico como efecto colateral de la lucha de la mente por protegerse. Esta eventualidad, interfiere en la sensación de tranquilidad y bienestar de una persona.

Activar estos sobresaltos, hace que la corteza cerebral (zona encargada de los pensamientos), influya en gran medida sobre la realidad de la amenaza.

Así, el episodio de ansiedad puede ser duradero dependiendo de cómo el cerebro actué y crea que esa sensación de peligro es racional.

Pero, al comenzar a conectarnos con elementos y sensaciones que indiquen la inexistencia de la intimidación o estado de alarma, comenzarán a disminuir los síntomas.

Ahora, cuando situaciones como estas se repiten en varias ocasiones, podemos decir que alguien pudiese estar sufriendo de ansiedad. Pero, de no ser una constante, se evalúa como un episodio ansioso.

Entonces… momentos únicos, aislados o poco frecuentes, no suponen sufrir de cuadros graves de ansiedad.

La ansiedad, por ello, no es considerada en sí misma una “enfermedad”, sino una reacción humana hacia una alerta producida por el cerebro.

El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza.

Kurt Goldstein

3. ¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad y cómo reconocerlos?

Ya hemos sido enfáticos sobre que no existe ansiedad sin síntomas físicos (aunque sean leves), precisamente porque el estado de supervivencia altera al organismo. La intención de tu cuerpo es que reconozcas que algo está fallando para que puedas actuar sobre eso.

De esa forma, si los pensamientos fueron imperceptibles o lograste ignorarlos, el cerebro utiliza al cuerpo para que notes que debes protegerte. Es así como terminan apareciendo sintomatologías que no tienen origen biológico, ¡sino psicológico!

Por esa razón, entenderlos también ayuda a no alarmarse cuando estés experimentando esos síntomas. Por ejemplo, algunas personas creen que les está dando un infarto cuando, en realidad, están experimentando un episodio de ansiedad. “El conocimiento es poder, y el poder creará soluciones”.

A continuación, te indicamos algunos de los síntomas de la ansiedad:

3.1. Agitación o sensación de nerviosismo

Uno de los principales elementos es precisamente la sensación de peligro. En términos generales se experimenta ¡una tensión incontrolable!

Ya sea que se mantenga con frecuencia o que aparezca de forma eventual, la intranquilidad es un síntoma muy común de la ansiedad.

Esto se debe a que la mente está más agitada y creando escenarios terribles, por lo que es complejo conseguir la calma bajo un proceso como este.

¡Síguenos en instagram para estar al tanto de todo lo que publicamos!

En instagram hablamos sobre psicología: consejos, frases que nos hacen reflexionar, ejercicios, novedades de nuestro centro de psicología…

3.2. Respiración acelerada o falta de aire

Lo que también se conoce como hiperventilación, es una de las alarmas físicas más recurrentes que ocurre en episodios ansiosos. Recordemos que en la identificación de una amenaza (que todavía no se distingue sobre su veracidad), el cuerpo comienza a administrar el oxígeno.

De este modo, puedes percibir que te falta el aire y comienzas a respirar más profundo para buscar normalizar la situación.

Sin embargo, lo que se crea es una lucha entre la mente y el cuerpo, por lo que no hay coordinación en el ritmo de la respiración y entra en juego la ansiedad.

3.3. Aumento de la frecuencia cardiaca

Ante una situación que se percibe como peligrosa, también se altera la función cardiovascular, lo que genera arritmias. Así, comenzarás a sentir latidos mucho más fuertes y que son producto de ese modo de supervivencia en el que entra tu organismo.

Este comenzará a producir adrenalina y cortisol, hormonas que elevan la tensión arterial y, por tanto, ¡las pulsaciones! Esto ocurre para despertarnos frente al peligro, por lo que el corazón acelerado es una forma de recordarte que debemos actuar rápidamente.

3.4. Sudoraciones en las manos y el cuerpo

Un estado de nerviosismo también activa las catecolaminas, responsables de la sudoración. Al tener el corazón bombeando tan fuerte, y estar tus pulmones constantemente requiriendo más oxígeno, ¡comenzaremos a sudar más!

Inicialmente, este proceso tiene la finalidad de controlar la temperatura corporal. Sin embargo, también es muy susceptible a los procesos emocionales.

Como sucede en otros casos, es una de las respuestas fisiológicas que se producen, pero esta vez como consecuencia de la inquietud y no en forma de advertencia.

3.5. Cansancio o debilidad

Aunque quizá no seas consciente de ello, tu cerebro trabaja al menos tres veces más rápido en cuadros ansiosos. Por otra parte, también se activan simultáneamente procesos químicos que requieren de un gasto energético. De este modo, es natural sentir cansancio.

Por otra parte, los cuadros ansiosos también pueden combinarse con depresión, lo que es otro desencadenante de sentirse muy débil o sin ganas de hacer nada en el día. Así, puedes experimentar apatía frente a actividades que antes te ilusionaban.

Estos síntomas a veces son producto de todo el descontrol corporal que se produce para defenderte, pero también puede estar ligado con otros aspectos. Por ello, si esto se extiende prolongadamente, lo mejor es consultar con un profesional de la salud.

3.6. Dificultad para concentrarse

La actividad mental exacerbada impide pensar sobre otros asuntos de importancia. La alerta emitida es tal, que hasta que no se resuelva el peligro, ¡no podemos controlar el nerviosismo!

Por esa razón, trabajar o estudiar, por ejemplo, puede resultarte imposible cuando experimentas ansiedad. Es precisamente esa incapacidad de conexión, lo que hace muy complicado seguir con las actividades de tu rutina cotidiana.

3.7. Insomnio o descontrol en el sueño

La reconsideración de todos los aspectos que te preocupan o inquietan a diario, también puede alterar tu sueño.

Un síntoma común es el insomnio, ya que, al no haber relajación, tampoco se produce una sensación de sueño. Sin embargo, en otros casos la persona puede dormir mucho más de lo habitual.

En cuadros donde también hay sensaciones depresivas, es natural que, en vez de insomnio, ocurra una tendencia a dormir para evitar los pensamientos. Incluso, el síntoma de debilidad o cansancio, también puede relacionarse con el deseo de querer dormir más.

3.8. Problemas de estómago

Como bien comentamos, los estados de nerviosismo crónico producen cortisol. Al presentir este agente, el estómago comienza a secretar ácido estomacal y mueve los intestinos con la intención de resguardarse.

Además, en estos casos, los músculos del estómago pueden contraerse. Esto ocasiona dolores de estómago, diarrea, acidez y otros problemas gastrointestinales que definitivamente son muy molestos.

3.9. Mareos y desvanecimientos

La inquietud producida por la ansiedad, también se relaciona con los estímulos de angustia, ocasionando que el cuerpo se desconecte de forma parcial o totalmente. Al sentir que no se puede lidiar con el peligro, los mareos y desmayos pueden ocurrir.

síntomas de la ansiedad
Síntomas de la ansiedad

4. Conoce los tipos de ansiedad más comunes

Otro de los problemas comunes cuando de ansiedad se trata, es esperar que todos reaccionemos de la misma manera en situaciones similares.

Pese a que nos hemos referido a la ansiedad como un único concepto, la verdad es que está sometida a algunas variaciones. Estas responden a las motivaciones, miedos o peligros que accionan las alarmas que ya hemos ejemplificado.

Las diferencias son determinantes en estos casos, porque, así como hay diversos tipos de ansiedad, también hay ciertos modos de tratarla.

Por otro lado, comprender de dónde nace la ansiedad, también nos puede ayudar a solventar estas situaciones desagradables.

Por ejemplo, si sufres de fobia social, entonces localizar la causa te hará contar con las herramientas para contrarrestarla. También puedes informar a tus amigos y familiares sobre lo que pueden hacer para que te ayuden en esa situación.

De esa forma, si pensabas que la ansiedad tiene una única forma de aparecer, queremos comentarte todas las maneras en las que puede manifestarse. Toma nota:

4.1. Ansiedad no patológica o episodios ansiosos

Como ya dijimos anteriormente, ningún tipo de ansiedad es beneficiosa (teniendo en cuenta todos los descontroles que supone), pero hay episodios aislados o considerados “normales”.

Estos son producto de algún cambio o situación desconocida y que pueda generar ansiedad.

Por lo general, la ansiedad suele ocurrir por razones lógicas o esperadas que puedan perturbar a una persona. No supone una alarma tan irrealista, porque más que estar motivada por los miedos o peligros, la ansiedad en este caso tiene causas más lógicas.

Es decir, si experimentas síntomas de ansiedad antes de un examen en la universidad, una reunión laboral, o al tener una conversación importante, ¡es una ansiedad motivada!

De todos modos, responde a una alerta que anuncia algo fuera de control. Pero, más que sentir que está en peligro tu vida, lo que identifica el cuerpo es una preocupación diferente.

En este caso, se termina registrando como una anomalía que puede manifestarse con sintomatologías muy bajas.

Incluso, algunas personas que sufren de estos episodios ansiosos, solo sienten nerviosismo, la hiperventilación, la arritmia y sudoración como sensaciones más comunes.

De todos modos, y aunque pueda ser en niveles muy bajos, sigue siendo un cuadro de ansiedad.

Siempre que haya preocupación junto con un estado incontrolable de nervios, seguidos por otros síntomas emocionales y físicos, entonces hay una alarma activa.

Por tanto, dependerá de la predisposición biológica, la personalidad y estado emocional de la persona, lo que eso pueda llegarle a afectar.

Pero, en todo caso, si esa ansiedad de tipo “no patológica” ocasiona un estado muy abrumador o comienza a incapacitarte en tu día a día, entonces debes considerar que presentas un trastorno ansioso.

4.2. Trastornos de ansiedad

Cuando el nerviosismo se percibe insistentemente y en grandes niveles, entonces estamos frente a un trastorno de ansiedad. Estos son problemas de salud que se manifiestan cuando existe terror e inquietud en exceso.

Los trastornos de ansiedad son enfermedades mentales que se diagnostican según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (o como lo llamamos normalmente DSM). Este manual está publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría y se va actualizando cada cierto tiempo. Actualmente estamos en la 5º edición del manual y la clasificación de los trastornos de ansiedad que haremos más adelante se basa en esta versión del DSM.  

Entonces… ¿un trastorno de ansiedad qué es? Hablamos de un estado constante de alarma y en donde la persona siente que no puede controlarla. Esto altera otros aspectos de la vida y le incapacita para tomar decisiones.

Todo esto suele crear una sensación de desasosiego, infelicidad y mucha tensión frente a diversas situaciones. La constancia de los síntomas y lo intensos que sean, estará determinado por el tipo de trastorno al que se enfrenta la persona.

Incluso, al hablar de tipos de ansiedad, inmediatamente llegamos a los subtipos de trastornos, precisamente porque la ansiedad es muy variable según los motivos, contextos, predisposiciones, tendencias psicológicas y más.

Aunque los mismos cambios a nivel mundial pueden crear nuevos escenarios (como la ansiedad por COVID-19), los trastornos de ansiedad que aparecen en el DSM-V son los siguientes:

Tipos de trastornos de ansiedad
Tipos de trastornos de ansiedad

4.2.1. Trastorno de ansiedad debido a otra afección médica

En este caso el trastorno de ansiedad es una consecuencia de una enfermedad física. Hay algunas enfermedades físicas que suelen asociarse frecuentemente con síntomas de ansiedad, como, hipertiroidismo, hipoglucemia, neumonía, deficiencia de vitamina B, etc.

4.2.2. Trastorno de ansiedad inducido por sustancias o medicamentos

No tiene un origen psicológico en sí mismo, sino que son el resultado de consumir sustancias psicotrópicas (drogas), por ejemplo. Aunque también puede surgir como efecto secundario de tratamientos médicos.

En algunos casos, se presenta como parte de la abstinencia en la desintoxicación de personas adictas. Así que, si este tipo de sustancias no causaron un trastorno ansioso, este puede aparecer al eliminar el consumo.

Para poder diagnosticar este trastorno los síntomas de ansiedad tienen que aparecer durante o poco tiempo después de la intoxicación o abstinencia de la sustancia. Si se trata de un medicamento, la ansiedad debe aparecer después de haberlo consumido.

4.2.3. Trastorno de ansiedad generalizada

Este tipo de trastorno es uno de los más comunes, ya que es una sensación constante de ansiedad. Su principal característica es la aparición de ansiedad y preocupación respecto a ciertos temas o acontecimientos que puedan ocurrir en el futuro. Es importante señalar que esta ansiedad y preocupación son excesivas para lo que realmente podría ocurrir. Es decir, que la persona de alguna manera magnifica esas consecuencias en su cabeza.

Algunos ejemplos pueden ser ansiedad y preocupación excesivas por temas relacionados con la salud, economía, temas laborales… En los niños suele tratarse de aspectos relacionados con su desempeño escolar o la seguridad de un hermano.

Es necesario destacar que los síntomas de la ansiedad generalizada son recurrentes y forman parte de la forma de sobrevivir de personas con este tipo de ansiedad.

Al ser uno de los tipos más evaluados por la psicología, ya le hemos dedicado un post entero a su estudio y comprensión. Así que te invitamos a leerlo…

4.2.4. Trastorno de pánico

Un ataque de pánico es un episodio en el que se experimenta miedo intenso y angustia. Los ataques de pánico van acompañados de una serie de manifestaciones físicas como palpitaciones, sudoración, temblor, etc. Pueden llegar a producir un desvanecimiento y la pérdida del conocimiento en la persona.

Son episodios repentinos, recurrentes e imprevisibles. Además, se tiene una fuerte sensación de peligro de muerte, o de sentir que se está falleciendo, lo que puede crear en la persona un miedo incontrolable.

La frecuencia e intensidad de los ataques de pánico varía ampliamente de una persona a otra.

4.2.5. Agorafobia

En este caso, se lidia con un gran temor a situaciones, cosas o lugares que puedan hacerte sentir en un escenario vulnerable o sin salida. Estas situaciones son: usar el transporte público, estar en espacios abiertos, estar en sitios cerrados, estar en multitudes y/o estar fuera de casa solo.

Lo anterior, produce que la persona evite las situaciones que activen nuevamente el pánico. Por ejemplo, si una vez tuviste un ataque de pánico en el transporte público por algo ocurrido allí, probablemente no quieras volver a utilizarlo.

Es importante señala que el miedo y la ansiedad que la persona siente puede desencadenar en un ataque de pánico. Además, el miedo que la persona experimenta puede ocurrir en la situación agorafóbica, pero también por anticipar que se de esa situación. Por ejemplo, puedo sentir ese miedo intenso cuando cojo el tren, pero también cuando anticipo que tengo que coger el tren.

4.2.6. Trastorno de ansiedad por separación

Este trastorno de ansiedad suele ocurrir en la infancia y se produce cuando el niño tiene mucho miedo o ansiedad al separarse de aquellas personas con las que tiene apego (generalmente, la madre y el padre). También puede ocurrir cuando el niño por algún motivo debe alejarse del hogar.

El trastorno por separación en niños se produce por la incomprensión de conceptos como la distancia, por ejemplo. En este trastorno es muy frecuente que el niño se preocupe por el bienestar de sus padres y pregunte constantemente dónde están. Del mismo modo, estos niños no quieren estar solos.

Algunos ejemplos típicos es que el niño no quiera ir a un campamento o dormir en casa de un amigo. En ocasiones, el miedo es tan intenso que los padres deben ir a buscar a su hijo en medio de la noche.

Ten en cuenta que para hacer el diagnostico este miedo y evitación de estas situaciones debe estar presente durante al menos cuatro semanas.  

4.2.7. Fobia específica

Las fobias son miedos exagerados a cosas o situaciones que, aunque no son peligrosas en sí mismas, las personas piensan que son frágiles o débiles en esas circunstancias. Por ejemplo, hay personas que tienen fobia a las alturas animales o inyecciones.

Aunque no se haya tenido ningún incidente con estos animales, algunos individuos pueden asociar su comportamiento o imagen con alguna sensación desagradable, y así se produce la fobia.

No se recomienda intentar exponer a la persona frente a su fobia para “vencer el miedo”, porque pudiese sufrir un ataque de pánico. Lo mejor es manejarlo en terapia con un profesional y las herramientas correctas.

4.2.8. Fobia social

La ansiedad social tiene que ver con sentirse expuesto ante situaciones sociales, ya sea por temor a relacionarse, hablar frente a ellas, tener la presión de ser aceptado. Este trastorno puede estar motivado por muchas causas y suele presentarse en diferentes niveles.

Algunos ejemplos de situaciones que son temidas por personas con fobia social son los siguientes: hablar en público, comer en público y conocer gente nueva.

La principal característica es que la persona teme ser evaluad de forma negativa por otras personas. La persona suele tener miedo a que la juzguen como tímida, aburrido o borde, etc.

No hace falta decir que las personas con este trastorno tratan de evitar a toda costa las situaciones sociales y que, si no les queda más remedio que pasar por ellas, las viven con gran ansiedad y temor.

4.2.9. Mutismo selectivo

El mutismo selectivo ocurre en niños que tienen miedo de hablar en público, son incapaces de comunicarse verbalmente y, a veces, son objetos de burla debido a esta dificultad.

Como su nombre indica, este mutismo ocurre en algunas situaciones sociales, pero en otros entornos si son capaces de hablar. Lo más típico es que en casa hablen sin problemas, pero en la escuela u otros entornos aparezca el mutismo.

5. Posibles causas de la ansiedad

Una de las preguntas que puedes hacerte si sufres ansiedad, es precisamente cuál es el origen de esta. Conocer las causas de la ansiedad nos ayudará también a entender cómo tratarla efectivamente.

El problema radica en que, no se conocen las causas exactas de la ansiedad. Además, generalmente, no suele haber una única causa, sino un conjunto de aspectos que pueden hacer más propensa a una persona a desarrollar episodios ansiosos o ciertos trastornos.

Es decir, más que una sola causa (a excepción del trastorno de ansiedad debido a otra afección médica y el trastorno de ansiedad inducido por sustancias o medicamentos en los que si conocemos la causa exacta), la aparición de estos cuadros ansiosos puede ser debido a varios factores. Entre ellos, están los siguientes:

  • La genética. Se ha comprobado que se es más propenso a sufrir ansiedad si hay antecedentes familiares de estos padecimientos. En caso de que algún familiar padezca un trastorno de ansiedad, puedes tener genes que te predisponen a manejar las emociones con esas mismas tendencias.
  • Enfermedades preexistentes. Sufrir de diabetes, problemas de tiroides, síndrome de intestino irritable, tumores, deficiencias cardiacas y similares, pueden ocasionar propensión al desarrollo de trastornos ansiosos.
  • La bioquímica del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias químicas que regulan la actividad cerebral. Si existe algún elemento desajustado en la forma que se desarrolla este órgano, también es probable que un trastorno de ansiedad aparezca rápidamente.
  • Circunstancias estresantes y de mucho agobio. A veces, puedes no tener ninguna predisposición hereditaria ni biológica a desarrollar ansiedad, pero situaciones traumáticas, pérdidas de personas repentinas, abusos y otras vivencias, permiten que no sepas lidiar adecuadamente con esas emociones.
  • Comportamiento aprendido. También influye el concepto que tienes sobre algo en específico y el modo que afrontas estas situaciones. Puedes pasar por situaciones que te hacen tener expectativas negativas o patrones extremistas.

Recordamos que estas causas no aplican en la “ansiedad no patológica” (pues está más asociada a un momento que a un padecimiento), pero sí se tienen en cuenta para quienes sufren los trastornos o cuadros de ansiedad de mayor gravedad.

6. Prevención de la ansiedad

Sabemos muy bien que experimentar estas sensaciones puede resultar tan agobiante, que la primera reacción es no querer volver a pasar por estos episodios nunca más.

Ahora, si bien es cierto que existen consejos que puedes implementar para prevenir la ansiedad, no se trata de huir de la situación.

La ansiedad es un recurso emocional que te muestra un patrón de conducta, un pensamiento o una situación que debes resolver. Aunque, es cierto que no es sencillo de hacer, sobre todo por no distinguir entre una alarma real y una ficticia.

Esas situaciones que logres solucionar o evitar, es lo te permitirá neutralizar nuevos ataques, además de tener un autoconocimiento más avanzado y evitar las consecuencias de los cuadros de ansiedad.

Para comenzar, prueba con las siguientes recomendaciones:

  • Reconoce las circunstancias o elementos en los que puedes ser más propenso a generar nerviosismo. Desde el reconocimiento, también puedes ir educando al cerebro sobre que, si bien no te agrada tal situación, ¡no es una alerta real!
  • Tener buena organización, así vas a reducir la tendencia a angustiarte por todo. En muchos casos, la ansiedad aparece por sentir que no se pueden manejar las situaciones, así que tener una buena organización ayudará con la sensación de control.
  • Implementar técnicas de conexión con el presente como el hygge, la meditación, el yoga e incluso el mindfulness, te permitirá tener mejor relación con lo que te rodea y contigo mismo.
  • Ten momentos para hacer las actividades que más disfrutas. Ya sea practicar un deporte, ver una película o leer un libro, mientras más feliz seas con la realidad que tienes, es más sencillo dispersar pensamientos negativos.
  • En ese mismo orden de ideas, aléjate del alcohol, las drogas y cualquier otra sustancia similar. Y, si al dejarlos, te provoca ansiedad, busca ayuda profesional para mejorar el proceso.
  • Busca una red de apoyo social. Sabemos que las personas con las que mantenemos relaciones sanas actúan como amortiguadores de la ansiedad.
audios y meditaciones imagen que transmite relajacion

¿Quieres obtener unos audios con meditaciones y relajaciones gratis?

Pincha en el botón de abajo y serás dirigido a una página en la que podrás descargarte los audios.

7. Tratamiento de la ansiedad

El acompañamiento psicológico puede ser muy beneficioso en muchos casos, y en otros puede ser indispensable. Cada caso es diferente y debemos tener en cuenta los diferentes tipos, síntomas y atenuantes posibles, pero, la terapia es un gran apoyo sin duda. Quiero contarte que en nuestro centro de psicología proporcionamos terapia dirigida a adultos, y nuestro equipo de psicólogas está disponible para ayudarte. Con una gran experiencia en el acompañamiento de pacientes, comprendemos que dar el primer paso puede generar temor. Te aseguramos un trato cercano y una atención fundamentada en la escucha.

Si experimentas ansiedad desde hace tiempo, ésta te impide hacer tu día a día y está afectando a tus relaciones sociales, capacidad de divertirte, estudiar o trabajar, debes ponerte en contacto con un profesional de la salud mental.

8. Referencias bibliográficas

  1. American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  2. Craske, M., Rauch, S., Ursano, R., Prenoveau,J., Pine, D. y Zinbarg, R. (2011). What Is an Anxiety Disorder? Focus, 9(3), 369-388.
  3. Stein, M y Stein, D. (2008). Social anxiety disorder. The Lancet, 371(9618), 1115-1125.
  4. Stein, M y Sareen, J. (2015). Generalized Anxiety Disorder. The New England Journal of Medicine, 373, 2059-2068.
Iratxe López Fuentes

Iratxe López Fuentes

Soy Iratxe López, Doctora cum laude en Psicología por la Universidad de Deusto y Psicóloga Clínica. Además, cuento con la Habilitación Sanitaria, lo que me permite ejercer como Psicóloga Clínica y ver pacientes. He atendido pacientes con diferentes dificultades psicológicas y emocionales, como, problemas de autoestima, ansiedad, depresión, duelos, problemas de conducta, dificultades en las relaciones sociales... Por último, me gustaría destacar que tengo la gran suerte de ser la directora del Centro Iratxe López Psicología.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.