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niña sintiendo celos de su hermano

Los celos entre hermanos son habituales y normales cuando llega un nuevo miembro a la familia. Por lo general, el pequeño termina adaptándose a una nueva realidad con atenciones compartidas, pero no siempre es así. En ocasiones este sentimiento puede mantenerse en el tiempo y llegar a ser recíproco entre todos los hermanos. Los celos pueden generar conductas inadecuadas, afectar a la armonía familiar e incluso determinar la personalidad de los niños hasta su etapa adulta. Además, de generar sufrimiento en los niños, por supuesto.

1. ¿Por qué se producen los celos entre hermanos?

Lo más habitual es que el hermano mayor sienta celos del hermano pequeño. Es lo que se conoce como el síndrome del «príncipe destronado». Ocurre cuando, después de disfrutar de la atención exclusiva de sus padres durante varios años, de repente tiene que compartir ese amor con un bebé recién llegado. Pero también puede ser el hermano pequeño quien experimente celos del mayor, o pueden ser mutuos. Esto ocurre cuando uno de los niños, o los dos, perciben que están recibiendo un trato diferente que consideran injusto. Si esto ocurre, es fácil que se establezca una relación basada en la competitividad que con el tiempo podría volverse muy conflictiva.

Todas las personas podemos experimentar celos, ya que, suelen ser la expresión del miedo a perder a una figura de apego. En el caso de los niños, al ser más dependientes y vulnerables, ese temor al abandono es más intenso, y para calmar esa inquietud buscan llamar la atención por diferentes medios. Por lo tanto, podemos entender que los celos entre hermanos son normales en momentos puntuales, pero es fundamental que se manejen de forma correcta para favorecer una buena relación y hacer que los niños se sientan seguros. Los celos y las rivalidades entre hermanos son algo más serio que una simple riña entre niños. Puede ser el germen de problemas de baja autoestima, ansiedad y depresión durante la adolescencia y la edad adulta.

¿Por qué has arruinado mi vida? es una pregunta familiar para cualquiera que haya presenciado la indignación y el desconcierto de un primogénito durante el proceso de acomodación de un recién nacido en la familia.

Terry Apter

2. ¿Cómo preparar al niño cuando nace un hermano?

La llegada de un bebé puede ser un momento complicado para el niño o la niña de la familia, por eso hay que prepararle desde que la madre está embarazada. Esto quiere decir que hay que hablarle del proceso, adaptando la información a su edad, y explicarle todo lo que va a suponer el nacimiento y los cambios que va a traer a las vidas de la familia. Evidentemente, también tiene que saber que el pequeño no va a ser siempre un bebé y llegará el día en el que podrán ser compañeros de juegos y grandes amigos.

Otro aspecto muy importante es trabajar en reforzar los vínculos afectivos, dedicándole tiempo de calidad. Esto le proporciona al niño mucha más seguridad, además de calmar sus inquietudes porque no percibirá al bebé como una posible amenaza. Al mismo tiempo, hay que generarle la confianza suficiente para que sea capaz de expresar sus dudas y comunicar abiertamente cuando se sienta mal. Igualmente, hay que hacer partícipe al niño de los preparativos para que aguarde la llegada del hermano con ilusión y a la vez se sienta importante, y comience a desarrollar cierto sentido de la responsabilidad con respecto al bebé.

También conviene potenciar la empatía en el pequeño, ya que es una capacidad que no está desarrollada en la infancia. Un niño pequeño no entiende lo que significa ser un bebé totalmente dependiente de sus padres, así que tienen que ser los adultos quienes le enseñen a ponerse en su lugar. Esto puede hacerse mostrándole fotos de él mismo cuando acababa de nacer y tenía que ser alimentado y atendido en todo momento. Si comprende bien la situación, podrá gestionar mucho mejor las emociones de celos que surjan más adelante, especialmente si tiene la seguridad del amor incondicional de sus padres.

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3. Señales de que un niño está celoso

Los celos, como hemos visto, pueden ser adaptativos, o volverse patológicos. Los primeros son temporales y aparecen ante una nueva situación, en la que el niño se pone alerta para proteger sus recursos. Los patológicos son desadaptativos, se prolongan en el tiempo y provocan malestar en quien los sufre y en el entorno. Se pueden manifestar de maneras muy diversas, pero se pueden enumerar las siguientes señales más habituales:

  • Conducta rebelde y desobediente, o indiferente.
  • Actitudes agresivas contra el hermano u otras personas.
  • Conductas regresivas, es decir, forma de hablar infantilizada, enuresis, etc.
  • Síntomas depresivos: sensibilidad, aislamiento, trastornos del sueño, falta de comunicación, desconfianza.
  • Conductas alimentarias poco saludables. Puede dejar de comer o comer de forma ansiosa.
  • Fracaso escolar.

4. ¿Cómo prevenir los celos entre hermanos?

Se dice mucho que para evitar que se produzcan celos entre hermanos hay que tratar a todos por igual. Sin embargo, no es tan sencillo como eso. En realidad, lo idóneo es conocer las peculiaridades de cada hijo para poder cubrir adecuadamente las necesidades independientes de cada uno. Se trata más de una cuestión de equidad, que de igualdad. De hecho, el trato igualitario puede resultar injusto para alguno de ellos e incluso favorecer los celos. Estos son algunos aspectos que hay que tener muy en cuenta para evitar conflictos y rivalidades:

  • No hacer comparaciones. A veces, los adultos tendemos a hacer comparaciones con la intención de estimular un buen comportamiento; sin embargo, puede resultar muy dañino. Cada niño es único, tiene su personalidad, sus ritmos de aprendizaje, sus aspiraciones y sus necesidades emocionales. Compararles o poner etiquetas, aunque no sean malintencionadas, puede afectar a la autoestima del aludido y plantar la semilla de un rencor que se puede ir haciendo grande.
  • Respetar los espacios. En el hogar hay que establecer normas para una buena convivencia. Esto implica que cada niño tenga su intimidad y su espacio personal, así como sus propios juguetes y materiales. Muchas de las peleas entre hermanos se producen por las pertenencias o por invasión del espacio del otro.
  • Validar sus emociones. Si un niño tiene un arranque de celos, hay que comprender, sostener y aceptar esa emoción, y nunca regañarle, llamándole envidioso o celoso. Las emociones del pequeño no se deben juzgar, sino que hay que entenderlas, y ayudarle a manejarlas.
  • No dejarle en un segundo plano. La llegada de un bebé exige mucho tiempo y atenciones constantes, pero esto no debe desplazar al hermano mayor, que sigue necesitando de los adultos tanto como antes. Cuando el niño siente que se le retiran cosas valiosas, como cariño o atención, es fácil que se desencadenen los celos. Si el pequeño demanda ayuda o compañía en un momento complicado, por ejemplo, cuando se está alimentando o bañando al bebé, es mejor hacerle participar del momento, darle conversación o proponerle una tarea alternativa hasta poder estar con él.

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5. Cómo manejar los celos entre hermanos cuando son niños

A veces, aunque se haya hecho todo lo posible por prevenir, los celos entre hermanos aparecen. Hay que entender que es un proceso normal, experimentar celos es desagradable, cierto, pero no es una emoción mala ni negativa. Forma parte de un cambio en el que niño tiene que aprender a compartir a las personas más importantes de su vida en ese momento.

Animarlos a expresarse, respetando sus vivencias emocionales, puede ser una buena forma de gestionar los celos sin que estos lleguen a ser desbordantes. A veces, los niños tienen celos por motivos justificados, y en este caso, lo conveniente es que los adultos revisen el trato con cada uno de sus hijos y reflexionen acerca de qué puede estar fallando.

Cuando un niño está celoso está reclamando amor, y por eso es recomendable darles atención individualizada. Es decir, pasar tiempo a solas con cada uno, al menos unos minutos al día. También se pueden hacer planes por separado algún día a lo largo de la semana. Esto es muy positivo para mejorar el vínculo y para conocer mejor las necesidades de una pequeña persona que se está desarrollando.

¿Qué pasa si hay discusiones o conflictos entre ellos? Actuar en estos momentos es difícil, pero crucial para evitar que se desarrollen rencores y celos. Lo ideal es que los adultos actúen como guías, moderadores o árbitros, sin tomar partido ni juzgar, recordándoles las normas del hogar, proponiéndoles alternativas, o favoreciendo el diálogo para que sean ellos mismos quienes resuelvan el problema. En cualquier caso, si los celos se agudizan y están presentes en todo momento en la relación de los hermanos, puede ser necesario consultar con un psicólogo infantil.

¿Quieres mejorar la relación con tus hijos? En este post te doy tres ejercicios para mejorar las relaciones familiares, reforzar los aspectos positivos de vuestros hijos y afianzar vuestros vínculos.

cómo gestionar celos entre hermanos

6. Referencias bibliográficas

  1. Apter, T. (2008). The Sister Knot: Why We Fight, Why We’re Jealous, and Why We’ll Love Each Other No Matter What. WW Norton & Co.
  2. Kolak, A. y Volling, B. (2011). Sibling jealousy in early childhood: Longitudinal links to sibling relationship quality. Infant and Child Development, 20(2). 213-226.
  3. Volling, B., McElwain, N. y Miller, A. (2002). Emotion regulation in context: the jealousy complex between young siblings and its relations with child and family characteristics. Child Development, 73(2):581-600.
Iratxe López Fuentes

Iratxe López Fuentes

Soy Iratxe López, Doctora cum laude en Psicología por la Universidad de Deusto y Psicóloga Clínica. Además, cuento con la Habilitación Sanitaria, lo que me permite ejercer como Psicóloga Clínica y ver pacientes. He atendido pacientes con diferentes dificultades psicológicas y emocionales, como, problemas de autoestima, ansiedad, depresión, duelos, problemas de conducta, dificultades en las relaciones sociales... Por último, me gustaría destacar que tengo la gran suerte de ser la directora del Centro Iratxe López Psicología.

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