Gracias a la ciencia sabemos que la mera expectativa de un determinado resultado aumenta la probabilidad de que este suceda. Y es que el poder de las expectativas es muy grande como veremos a lo largo de este post. Es decir, si crees que algo pasará, es más probable que ocurra. Por ejemplo, el simple recordatorio de que la memoria tiende a disminuir con la edad, hace que las personas mayores rindan peor en las pruebas de memoria.
En realidad… ¡Es sorprendente que sea tan fácil influir en nuestra mente! ¡La buena noticia es que podemos utilizar esto en nuestro beneficio! Ya que, el efecto puede ser tanto positivo como negativo. El fenómeno en el que tener expectativas altas conduce a un aumento en el rendimiento se ha denominado efecto Pigmalión.
¿Qué es el efecto Pigmalión?
El efecto Pigmalión se estableció por primera vez en 1965 de la mano de un psicólogo de Harvard llamado Robert Rosenthal. Por ello, el efecto Pigmalión también es conocido como el efecto Rosenthal.
El efecto Pigmalión es el fenómeno por el cual las expectativas altas conducen a un aumento en el rendimiento. Robert Rosenthal definió el efecto Pigmalión como el fenómeno por el cual la expectativa que una persona tiene en el comportamiento de otra persona llega a funcionar como una profecía autocumplida.
Cuando esperamos ciertos comportamientos de los demás, es probable que actuemos de tal manera que haga que el comportamiento esperado sea más probable.
(Rosenthal y Babad)
El estudio de Robert Rosenthal que demuestra el poder de las expectativas
En este apartado vamos a hablar sobre el estudio de Robert Rosenthal. Este famoso estudio demostró la existencia del efecto Pigmalión, ya que, demostró que las expectativas del profesorado influyen en el rendimiento de los estudiantes.
Para llevar a cabo esta investigación Robert Rosenthal acudió a una escuela de primaria con el objetivo administrar una prueba de inteligencia. Esta prueba de inteligencia indicaba qué alumnos estaban preparados para avanzar académicamente, es decir, detectaba a los alumnos que iban a ser brillantes académicamente hablando. Una vez que se aplicaron las pruebas, se informó al profesorado sobre aquellos alumnos que iban a destacar académicamente según los resultados de la prueba. Es decir, el profesorado conocía los nombres y apellidos de esos alumnos. Al final del año aplicaron nuevamente la prueba a los alumnos, y efectivamente, estos estudiantes mostraron una ganancia significativamente mayor en el rendimiento respecto a sus compañeros de clase que no habían obtenido esos resultados en la prueba.
El kit de la cuestión fue el siguiente: los alumnos fueron elegidos al azar. Es decir, nunca hubo un listado real de alumnos que estaban preparados para avanzar académicamente. Los nombres y apellidos de esa lista estaban escogidos al azar. La única diferencia entre el grupo que estaba preparado para avanzar académicamente y el que no, «estaba en la mente del profesor». Estos resultados demostraron que las expectativas que el profesor tenía sobre sus estudiantes, influyo en el rendimiento de estos.
- Cuando el profesor tenía la expectativa de que un alumno iba a tener un buen rendimiento académico, efectivamente el rendimiento del alumno mejoraba.
- Cuando el profesor tenía no la expectativa de que un alumno iba a tener un buen rendimiento académico, efectivamente el rendimiento del alumno no mejoraba.
¿Cómo es posible que ocurriera esto? ¿Cómo es posible que la expectativa de que un alumno vaya a tener un buen rendimiento produzca que efectivamente tenga ese buen rendimiento?
Rosenthal propuso varios factores clave que podrían ayudar a explicar cómo las expectativas del profesorado influyen en los estudiantes:
- El clima: los profesores tenían un comportamiento cálido y amistoso con estos alumnos.
- La atención: los profesores tendían a dedicar más energía a estos alumnos.
- Las respuestas: generalmente los profesores daban respuestas más útiles a los estudiantes que “habían obtenido mejor puntuación en la prueba”.
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Este experimento se ha convertido en uno de los estudios psicológicos más citados y discutidos jamás realizados. Este estudio de Rosenthal se ha replicado en muchas ocasiones, siempre con los mismos resultados. Además, el efecto Pigmalión se aplica a todo tipo de entornos, como por ejemplo, a los equipos deportivos y las empresas.
Aplicando los resultados de este estudio al lugar de trabajo…
Si recibes reconocimiento frecuente de tu jefe y éste espera que tu rendimiento sea bueno, es probable que te sientas motivado y logres un rendimiento mejor. Por el contrario, si tu jefe te interroga continuamente y tu trabajo es criticado, la calidad de tu trabajo puede verse afectada en un sentido negativo.
Si esperas lo mejor de los demás, obtendrás lo mejor de los demás.
Evidentemente, otros factores como el nivel educativo, la experiencia laboral, las relaciones con compañeros, etc. determinan también el desempeño en el trabajo, pero no tenemos que subestimar el poder del refuerzo positivo.
Trata a un ser humano como es, y seguirá siendo el mismo. Trátalo como lo que puede llegar a ser, y se convertirá en lo que puede llegar a ser.
Blaise Pascal, filósofo y matemático francés
Lo contrario también es cierto: El efecto Golem
Si bien hay mucha menos investigación sobre la relación opuesta, hay suficientes estudios para afirmar que lo contrario al efecto Pigmalión también es cierto. Esto significa que cuando un profesor, gerente o supervisor tiene bajas expectativas de alguien, eso parece disminuir el rendimiento de esa persona.
Este efecto ha sido llamado el efecto Golem. Las razones por las que el efecto Golem tiene menos respaldo científico se debe a razones éticas (es más fácil realizar estudios positivos). Una vez más, este efecto se ha demostrado cierto en múltiples entornos y, junto con el efecto Pigmalión, forman uno de los conceptos más importantes tanto en el mundo de la psicología, como en el de la empresa.
Conclusión
Los efectos Pigmalión y Golem juegan un papel importante en nuestras vidas, en muchos campos diferentes. Ya sea en el trabajo, el hogar o el aprendizaje. Lo que esperas de los demás y lo que otros esperan de ti juegan un papel importante en el desempeño de cada persona. Ser consciente de esto nos ayudará a aumentar nuestras expectativas (y, por lo tanto, el rendimiento) de los demás, y también a estar menos influenciado por lo que otros creen de nosotros (lo cual es muy útil si los demás esperan poco).
Además, estos efectos juegan un papel importante en cómo nosotros mismos percibimos nuestra realidad y nuestras capacidades. Trata de comprender que puedes hacer cualquier cosa que decidas, siempre y cuando dediques la cantidad adecuada de tiempo y esfuerzo.
Aumenta tus expectativas de ti mismo, y seguramente tu rendimiento también aumentará.
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