Para muchas personas, beber alcohol puede ser una forma de relajarse, estar en un contexto social determinado, celebrar eventos… Sin embargo, para una persona con alcoholismo o con trastorno por consumo de alcohol esto no es así, ya que, beben en exceso, poniéndose en peligro a sí mismas y, a veces, también a los demás.
¿Qué es el alcoholismo?
El alcoholismo, ahora conocido como trastorno por consumo de alcohol, es una condición en la cual una persona tiene un deseo o una necesidad física de consumir alcohol, a pesar de que tiene un impacto negativo en su vida. Antes a una persona con esta afección se le llamaba alcohólica. Sin embargo, esto se ve cada vez más como una etiqueta negativa y poco útil. Los profesionales de la salud decimos que esa persona tiene un trastorno por consumo de alcohol. Nos parece más respetuoso hacía la persona.
Algo que me gustaría dejar claro es que el alcoholismo es una enfermedad crónica. Como veremos más adelante, se desencadena por factores genéticos y ambientales. Además, provoca cambios neurológicos en el cerebro que hacen que la abstención del alcohol sea muy difícil sin tratamiento médico. Ya que, esos cambios en el cerebro crean una condición que hace que el alcohol sea una experiencia más placentera para estas personas y también debilitan el control sobre la bebida.
Una persona con este trastorno no sabe cuándo, ni cómo dejar de beber. Pasa mucho tiempo pensando en el alcohol, y no puede controlar cuánto consume. Aunque este consumo esté causando serios problemas en el hogar, el trabajo y la economía.
También quisiera diferenciar entre los términos trastorno por consumo de alcohol (lo que normalmente llamamos alcoholismo) del abuso de alcohol. El abuso de alcohol se refiere a que alguien tiene un consumo excesivo o inapropiado de alcohol, pero no necesariamente tiene dependencia hacia la sustancia. Una persona puede abusar del alcohol en una fiesta porque bebe excesivamente y acaba teniendo un coma etílico, pero esto por si solo no significa que tenga dependencia hacia el alcohol. Aquí, estamos hablando de consumo excesivo de alcohol.
El trastorno por consumo de alcohol, por el contrario, incluye el abuso de alcohol y la dependencia del alcohol (que puede tardar desde meses hasta años en desarrollarse). Hablamos aquí de un consumo recurrente de alcohol que causa un deterioro clínicamente significativo y una incapacidad para cumplir con las responsabilidades.
Por otro lado, si hablamos de consumo moderado de alcohol generalmente no causa ningún daño psicológico o físico.
Síntomas del alcoholismo
Una persona afectada de trastorno por consumo de alcohol puede presentar los siguientes síntomas:
- Beber solo o en secreto
- No poder limitar la cantidad de alcohol que consume
- Se desmaya y no puede recordar fragmentos de tiempo
- Tiene rituales en torno al alcohol, por ejemplo, rituales relacionados con beber antes, durante o después de las comidas o después del trabajo
- Pierde el interés en actividades que antes disfrutaba
- Siente la necesidad de beber
- Está irritable cuando se acerca la hora de beber, especialmente si no dispone de alcohol
- Almacenar alcohol en lugares extraños
- Tiene problemas en sus relaciones sociales, con la ley, la economía o el trabajo a causa de la bebida.
- Experimenta náuseas, sudoración o temblores cuando no bebe
Además, los problemas relacionados con la dependencia del alcohol son extensos. Los efectos pueden ser físicos, psicológicos y sociales.
Por supuesto, estos son solo algunos de los síntomas. También puede ocurrir que una persona experimente algunos de estos síntomas, pero debido a otras dificultades.
Causas del alcoholismo
El problema con el alcohol tiene múltiples causas: factores genéticos, fisiológicos, psicológicos y sociales juegan un papel importante. Además, no todas las personas se ven igualmente afectadas por cada causa. Para algunas personas, los rasgos psicológicos como la impulsividad, la baja autoestima y la necesidad de aprobación provocan un consumo inadecuado de alcohol. Otras personas beben para enfrentarse (o no hacerlo) a sus problemas emocionales. Los factores sociales y ambientales, como por ejemplo, la presión de grupo y la fácil disponibilidad de alcohol pueden desempeñar un papel relevante.
Por otro lado, los factores genéticos hacen que algunas personas sean especialmente vulnerables a la dependencia del alcohol. Pero, tener un historial familiar de problemas con el alcohol no significa que esa persona vaya automáticamente a desarrollar el mismo problema. La ausencia de problemas familiares con la bebida tampoco protege necesariamente del desarrollo de estos problemas.
Una vez que la persona comienza a beber en exceso, el problema puede perpetuarse en el tiempo, ya que, las personas con dependencia del alcohol pueden beber, en parte, para reducir o evitar los síntomas de abstinencia.
Tratamiento de la enfermedad
El tratamiento primario para el alcoholismo es la terapia conductual. La terapia enseña a las personas con alcoholismo a controlar las emociones, lidiar con el estrés, tomar decisiones saludables y evitar recaídas.
Algunos medicamentos para el alcoholismo, como el disulfiram o el acamprosato, pueden ayudar a la persona a salir del alcoholismo. Pero ningún medicamento por si solo puede curarlo.
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Además, las personas con trastornos graves por consumo de alcohol a menudo requieren ingresar en algún centro y años de asistencia una vez han terminado el tratamiento. Después de meses o años de abstinencia, la mayoría de las personas que han completado todas las etapas de recuperación tiene un mejor funcionamiento y toma de decisiones.
Al igual que las personas con diabetes que aprenden a comer alimentos saludables para hacer frente a su enfermedad, las personas con esta enfermedad pueden aprender habilidades para hacer frente al alcoholismo y mantenerse sobrios a largo plazo.
Antes de terminar, me gustaría dejar el enlace a la web de Alcohólicos Anónimos de España.
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